Desde el año 2007 sigo a Melisa Sansotta me encanta el laburo que hace y como escribe ! la "descubrí" paseando por blogs en la época que Facebook no existía y lo mas social que había era el MSN , bueno por este post que voy a poner de ella en 2007 , me hice "fan". Y como yapa les dejo un video de ella de este año !
Aspirando flujos
El 60 me sorprendió lleno como cada viernes a las 6 de la tarde. El
mismo olor a culo recalcitrado y sin bañar desde el miércoles no molesta
tanto como un lunes, si el colectivero frena abruptamente puedo llegar a
perdonarlo y si de pronto una vieja me pide el espacio para agarrarse
de mi palo, se lo daría con gusto... es viernes, un gran día.
Me
ubiqué agarrada a un asiento deficiente en el que se sentaba un
laburante que se sacaba los mocos como si su vida dependiera de ello,
como si la materia prima que de ahí dentro sacaba fuera a servirle para
construir las paredes de su casa en Las Toninas. Miraba los mocos
esperando sacar algo más verde o más duro, pero no. Seguían saliendo
mocos mediocres.
Ubiqué prontamente a la mujer que sería sujeto de mi
envidia. Una bella adolescente estudiante de Marketing que estaba
parada a mi derecha. Han pasado 21 años desde que nací, pero no puedo
acostumbrarme a la emoción que a mucha gente le produce escuchar marcha.
Convengamos que el coro de cacerolas que tanto nos molesta cuando es
usado para despertarnos, es como un autoflagelo para los oídos, y hasta
para el mismo cuerpo que se mueve frenéticamente al compás de vaya Jebús
a saber qué ritmo drogadicto de algún extraterrestre homosexual.
La
chica escuchaba marcha. Apasionadamente marcaba los compases y leía sus
apuntes resaltados en verde. Su pelo estaba perfectamente teñido de
miles de colores, tenía nariz de princesa prostituta de Koreoa del Norte
y un pantalón que sigue apareciendo en mis sueños.
De pronto se
liberó un asiento y mi culo cuando ve que hay un espacio es como si
cobrara vida y buscara alimentarse de butacadebondi, se me dilata de la
emoción y no tengo otra salida que ir a donde sea que esté el espacio y
reclamar lo que es mío, nuestro.
La mala leche de búfalo hizo que la
muchacha se sentara al lado mío. Yo seguía anonadada con su belleza
mágica hasta el momento en que comencé a escuchar sus gargajos viajando
de la narizal estómago. Oí como los mocos nasales eran enviados
deliberadamente a la garganta y luego tragados por esta conchuda sucia.
El ruido comenzó a erizarme los pelos de la frente. Claro está que ella
no se escuchaba a sí misma por la maldita música del infierno a la que
estaba sometida. Los minutos pasaban y el ruido gargajeal no cesaba. Se
limpiaba con la manga y volvía a aspirar, se tocaba con el dedo y volvía
a aspirar. Agua mocal, moco verde, todo. La hija de puta aspiraba todo.
Mis
neuronas ya no podían tolerarlo. Intenté concentrarme en las orejas
prominentes de un chico ratón, en la cadera africana de una gorda
hipopótamo del este, pero nada desviaba mi atención focal del ruido de
líquidos verdes circulando por la dama bonita. Pensé en sacar una
carilina para mí y ofecerle gentilmente una. Si no la aceptaba, se la
metería por la concha hasta que le saliera el desagote por la tráquea.
Junté coraje. Iba a hacerlo.
Teléfono.
- hola maaa, sí... estoy
hecha mierda... me tomé un Resfrianex (primer momento de lástima)...
sí... tengo fiebre (pobre, quise abrazarla)... y ustedes qué onda? están
en LA o en New York? (Odio, irrefrenable odio)... cómprenmeNNN el
"jipnotik"... JIP NO TIK maa, el de frasquito rojo (moco que entra
nuevamente aspirado como un pete maestro)... bueno maaaa preguntá al
menos no seas wacha... dale... bye... cómprenme muchas cosas.
Conchuda
pendeja de mierda. Por mí que muera sin carilina, que los mocos se le
resbalen desde los más profundo de su flujo y tenga que comerlos en
tarta los días contiguos.
La damita cerró su libro de apuntes.
Congreso de Tucumán ya era visible desde el 60. Abrió su bolso, guardó
su música para aeróbics, ahondó más de 7 minutos y desde el fondo de su
cartera, a 25 minutos de comenzado el viaje ruidoso, la muy conchuda
adinerada sacó un paquete entero de pañuelos descartables. Se sonó con
ganas. Sonrió.
Ya no tiene mocos, pero tendrá muchos regalos. Maldita.
Aspirando flujos
mismo olor a culo recalcitrado y sin bañar desde el miércoles no molesta
tanto como un lunes, si el colectivero frena abruptamente puedo llegar a
perdonarlo y si de pronto una vieja me pide el espacio para agarrarse
de mi palo, se lo daría con gusto... es viernes, un gran día.
Me
ubiqué agarrada a un asiento deficiente en el que se sentaba un
laburante que se sacaba los mocos como si su vida dependiera de ello,
como si la materia prima que de ahí dentro sacaba fuera a servirle para
construir las paredes de su casa en Las Toninas. Miraba los mocos
esperando sacar algo más verde o más duro, pero no. Seguían saliendo
mocos mediocres.
Ubiqué prontamente a la mujer que sería sujeto de mi
envidia. Una bella adolescente estudiante de Marketing que estaba
parada a mi derecha. Han pasado 21 años desde que nací, pero no puedo
acostumbrarme a la emoción que a mucha gente le produce escuchar marcha.
Convengamos que el coro de cacerolas que tanto nos molesta cuando es
usado para despertarnos, es como un autoflagelo para los oídos, y hasta
para el mismo cuerpo que se mueve frenéticamente al compás de vaya Jebús
a saber qué ritmo drogadicto de algún extraterrestre homosexual.
La
chica escuchaba marcha. Apasionadamente marcaba los compases y leía sus
apuntes resaltados en verde. Su pelo estaba perfectamente teñido de
miles de colores, tenía nariz de princesa prostituta de Koreoa del Norte
y un pantalón que sigue apareciendo en mis sueños.
De pronto se
liberó un asiento y mi culo cuando ve que hay un espacio es como si
cobrara vida y buscara alimentarse de butacadebondi, se me dilata de la
emoción y no tengo otra salida que ir a donde sea que esté el espacio y
reclamar lo que es mío, nuestro.
La mala leche de búfalo hizo que la
muchacha se sentara al lado mío. Yo seguía anonadada con su belleza
mágica hasta el momento en que comencé a escuchar sus gargajos viajando
de la narizal estómago. Oí como los mocos nasales eran enviados
deliberadamente a la garganta y luego tragados por esta conchuda sucia.
El ruido comenzó a erizarme los pelos de la frente. Claro está que ella
no se escuchaba a sí misma por la maldita música del infierno a la que
estaba sometida. Los minutos pasaban y el ruido gargajeal no cesaba. Se
limpiaba con la manga y volvía a aspirar, se tocaba con el dedo y volvía
a aspirar. Agua mocal, moco verde, todo. La hija de puta aspiraba todo.
Mis
neuronas ya no podían tolerarlo. Intenté concentrarme en las orejas
prominentes de un chico ratón, en la cadera africana de una gorda
hipopótamo del este, pero nada desviaba mi atención focal del ruido de
líquidos verdes circulando por la dama bonita. Pensé en sacar una
carilina para mí y ofecerle gentilmente una. Si no la aceptaba, se la
metería por la concha hasta que le saliera el desagote por la tráquea.
Junté coraje. Iba a hacerlo.
Teléfono.
- hola maaa, sí... estoy
hecha mierda... me tomé un Resfrianex (primer momento de lástima)...
sí... tengo fiebre (pobre, quise abrazarla)... y ustedes qué onda? están
en LA o en New York? (Odio, irrefrenable odio)... cómprenmeNNN el
"jipnotik"... JIP NO TIK maa, el de frasquito rojo (moco que entra
nuevamente aspirado como un pete maestro)... bueno maaaa preguntá al
menos no seas wacha... dale... bye... cómprenme muchas cosas.
Conchuda
pendeja de mierda. Por mí que muera sin carilina, que los mocos se le
resbalen desde los más profundo de su flujo y tenga que comerlos en
tarta los días contiguos.
La damita cerró su libro de apuntes.
Congreso de Tucumán ya era visible desde el 60. Abrió su bolso, guardó
su música para aeróbics, ahondó más de 7 minutos y desde el fondo de su
cartera, a 25 minutos de comenzado el viaje ruidoso, la muy conchuda
adinerada sacó un paquete entero de pañuelos descartables. Se sonó con
ganas. Sonrió.
Ya no tiene mocos, pero tendrá muchos regalos. Maldita.
Buenísimo!!!! El viaje en bondi es un mundo eterno, aunque sólo dure 20 cuadras...
ResponderEliminar